divendres, 22 d’abril del 2011

El viaje astral más largo de la historia conocida


Ana Blanco, dímelo por favor. Ven aquí, siéntate en mi cama y explícamelo desde el principio, con diagramas, con esquemas, todo con colores primarios. Háblame de Gaddafi, que es malo y mata periodistas y de Obama y la OTAN que son malos y matan civiles, y Troitiño que pasea pensando en cómo es posible que la libertad sea un error, dime aquello de Sergio Ramos con manos de mantequilla y pies de acero, cuéntame todo lo que es importante, lo que hoy es imprescindible y yo te miraré y diré sí pero ¿qué hay de lo mío?

Bajan y suben a Cristo de la cruz, lloran si muere, lloran si llueve, lloran y pagan su dinero y entregan su alma y yo no estoy ahí. Intento reírme de Ted conociendo a vuestra madre, consigo el récord de matar cerdos tirando pájaros, preparo unos datos para una conferencia y no, no estoy ahí. Me meto en la escafandra de Jean-Do, en el Clic de la Claudia de Manara, me meto en la pantalla de un Toshiba con adaptador en una habitación de una casa genérica en Londres y me aparezco sin estar ahí.

Un día de estos, cuando vuelva a este cuerpo, resucitaré al cuarto o quinto día y me dolerá la espalda, me picará la alergia y me latirá con más fuerza el hígado que el corazón y algún gilipollas desalmado me preguntará ¿dónde has estado? Y yo vomitaré en sus zapatos de tela y yo, como los modernos, le responderé con otra pregunta ¿De verdad crees que ya he vuelto?

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